El sabor del cielo

El sabor del cielo
Antonio Orihuela
Huerga & Fierro, Madrid, 2022

Alberto García-Teresa

A través de su obra y de su labor de agitación y organización cultural, Antonio Orihuela (1965) es una de
las figuras clave de la poesía antagonista en castellano. Su poesía muestra la enunciación del conflicto
sociopolítico desde dentro de él a través de una dicción clara, de soporte discursivo narrativo. A su vez,
otras facetas de su producción son la poesía experimental o una poesía contemplativa, que siempre, en
cualquier caso, parten de un posicionamiento crítico con la realidad y de la conciencia de la lucha de
clases. Buena parte de su obra, pues, surge de la rabia, del reconocimiento de las injusticias y de la
urgencia de una transformación moral y social profunda que supere el capitalismo.

El sabor del cielo es un libro de gratitud y de búsqueda, y que se sitúa entre medias de ambos caminos.
La orientación resulta mucho más optimista que sus piezas más combativas. Orihuela despliega un
registro mucho más lírico y acumula imágenes construidas con referentes cotidianos. Avanza con un
tono, por momentos, algo melancólico, que hace un balance sentimental de vida. El recuerdo de una
pérdida y la disolución del tiempo (expresado con paradojas encadenadas) contribuyen a ello. Las
diversas manifestaciones del amor constituyen uno de los ejes del volumen. Enriquece la perspectiva del
amor al romper el mito del amor romántico, basándolo en el vínculo y el respeto.

Otros textos plasman una renuncia al bullicio del mundo en busca de un sentido más epicúreo de la
existencia: “Leí mucho, está bien leer, pero hay tanta tristeza en la letra impresa / que he decidido regalar
todos mis libros, prefiero limpiar la casa, / ver crecer las flores, escuchar cómo rompen las olas contra las
rocas”. Sigue resonando la filosofía oriental como camino de trascendencia (“soy un exiliado que mira los
mil senderos”), de vinculación con el mundo y desintegración del yo, sobre lo que lleva ya trabajando
varios años: “tú eras, a fuerza de no ser, / todas las cosas”. En esos poemas, Orihuela afina la capacidad
de resonancia. Sin embargo, los poemas de amor suelen moverse, formalmente, por terrenos repetidos,
con imágenes y metáforas ya habituales.

En esos parámetros, poemas extensos, con una construcción panorámica o de recuento de experiencias, se combinan con otras piezas muy breves, que colocan la tensión en la captura del instante.

De esta manera, El sabor del cielo nos muestra otros senderos de la poesía de Orihuela, pero que laten
con un mismo impulso: la conquista de la vida plena.